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Cuando hablamos de castración, se engloba la inutilización de los órganos reproductivos de la mascota, con el fin de impedir su reproducción. Generalmente, se realiza de manera quirúrgica y consiste en retirar, en el caso del macho únicamente los testículos; y en el caso de la hembra: los ovarios, cuernos uterinos y útero.

Procedimiento

En una cita previa a la operación, el veterinario hará exámenes que considere pertinentes para constatar que el estado de salud del animalito sea óptimo para afrontar el procedimiento quirúrgico, así como asimilar los productos anestésicos.

Los caninos o felinos que requieran de la castración deben de guardar un período previo de ayuno de 12 horas de comida y agua (existen excepciones que son valoradas por el veterinario) Además, se solicita que el animal llegue bañado del día anterior y que haya realizado un paseo previo que le permita orinar y defecar.

Si usted tiene una hembra es importante que considere que no debe castrarla cerca de las fechas de celo, siendo ideal 60 días posterior a la finalización de este.

Recuperación

La recuperación absoluta se da alrededor de 40 a 60 días post cirugía, sin embargo, a los 10 días si todo se encuentra bien, se da el alta al paciente y puede hacer una vida normal.

La castración se ha catalogado en distintos estudios como un factor de protección contra diferentes enfermedades. Al retirar las gónadas de los animales se altera su producción hormonal y esto repercute en muchos procesos, tanto en la replicación celular de algunos tejidos (evitando neoplasias), como en el temperamento y conductas del animal, que en algunos casos mejora, ya que se liberan de diferentes situaciones de estrés y ansiedad.

Dra. Lisa Fonseca
de Dr. Jimmy Centro Veterinario, parte de la Red Médica MediSmart.