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Cuentan que en un bosque vivía una pequeña oruga, la cual cada vez que se veía en el espejo se sentía fea, es por esto que en su familia le regalaron un trajecito azul. En este trajecito ella se sentía como la oruga más hermosa de todo el jardín, la hacía sentir tan bien, que no quería despegarse de este traje jamás.

 La oruga fue creciendo y el trajecito ya no le quedó más.  Cuando llegó el momento de regalar este traje la oruga no sabía cómo haría para poder vivir sin él, comenzó a sentirse tan sola e insegura, por muchas noches no logró dormir y sentía que no podía ni respirar.

Fue aquí donde llegó una mariposa Morpho que eran de las más sabias del jardín, se acercó a la oruga y le regaló un espejo, y le dijo que su reflejo le sería suficiente para ser feliz.

La oruga no entendía, y duró días, para lograr verse en el espejo y no sentirse fea. Este espejo no le devolvió el sueño, ni le ayudó a dormir rápido, pero poco a poco, la oruga se comenzó a sentir de nuevo tranquiladad, recuperó el sueño y logró respirar profundo.

Esta historia refleja un poco lo que entendemos por codependencia emocional, puede que en nuestra familia crecimos con algunas inseguridades y vacíos que si no los identificamos y trabajamos los terminamos tratando de llenar en los demás. Volviéndose un ciclo, el cual es difícil de detectar cuando nos encontramos dentro.

Es de suma importancia analizar qué tipo de vínculos hacemos con las demás personas. Los vínculos sanos son aquellos en los que hay respeto, tolerancia y libertad.

Lo importante es saber que nunca es tarde para volver a empezar, así que si somos conscientes de que estamos presentando conductas de codependencia y nuestros vínculos afectivos son tóxicos, estamos a tiempo de hacer un cambio, para soltar todo aquello que nos ata y soltar ese trajecito azul, igual que la oruga.

Lic. Catalina Díaz U

Psicóloga

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