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En los últimos años, niños y adolescentes de nuestro país han sido afectados por el bullying o acoso escolar. Tanto los padres, como la población en general, nos preocupamos de qué algo así le llegue a pasar a nuestros hijos.

Costa Rica es el segundo país en América Latina con la peor calificación de bullying, según reportes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). De los países de la región, el peor calificado es República Dominicana con un 12,2%, seguido de Costa Rica con el 10,9%.

Mucho se habla de cómo prevenir o intervenir ante el acoso escolar si nuestros jóvenes o niños son víctimas, pero qué pasa cuando ¿son nuestros hijos los que ocasionan estas tristes situaciones?

Amamos a nuestros hijos, los conocemos y sabemos también sus defectos. Debemos estar alerta si hay señales que indican que son ellos los que podrían formar parte de los victimarios o agresores.

Los niños o jóvenes que causan el bullying, tienen características sobresalientes que nos ayudan a detectar este problema a tiempo. Entre estas podemos identificar:

  • No respetan límites, son niños o adolescentes que se les dificulta seguir reglas o normativas en el hogar y centro de estudio.
  • Desafían la autoridad, son personas retadoras, que hacen caso omiso a las órdenes dadas por sus padres, y cuestionan de muy mala manera las reglas que se imponen en el hogar.
  • Tienden a ser desalmados, es común que tengan prácticas crueles con los animales.
  • Son líderes negativos, son los populares de la clase, pero ejercen una influencia negativa sobre los demás.
  • En algunos casos fueron víctimas de bullying y como manera de defensa se convierten en agresores.
  • No sienten culpa cuando se equivocan. Al ser cuestionados por sus malas acciones se presentan con poco interés a la situación y sin remordimiento.

Como medida inmediata es necesario hablar con el joven o niño, para que deje de actuar de esa manera. Es importante qué al conversar dejen en claro que tanto padres como educadores estarán atentos a sus acciones. Además, hay que orientarlo de modo que pueda comprender que no gana nada si busca estar por encima de los demás, de hecho, debe saber que hacer bullying no lo hace más fuerte, al contrario, demuestra debilidad.

En todo caso, al identificar los indicadores antes mencionados, lo ideal es buscar ayuda profesional para salvar víctimas de este problema, y descartar en nuestros hijos un futuro desalentador. Pues si no se toman acciones inmediatas, las consecuencias pueden ser alarmantes, hasta llegar a afectar sus relaciones sociales, el desarrollo de la empatía, el respeto hacia los demás, y limitar la capacidad de convivencia asertiva.

Lic. Cindy Patiño Jiménez.
Especialista en psicología clínica, parte de la Red Médica MediSmart.